El papel del logopeda en la intervención de las aversiones de alimentación en la infancia

La alimentación va mucho más allá de la nutrición. Para muchos niños, el acto de comer puede convertirse en una experiencia estresante, incluso angustiante. Cuando un niño presenta dificultades persistentes para aceptar ciertos alimentos, texturas o temperaturas, podemos estar ante una aversión alimentaria. En estos casos, el papel del logopeda puede ser clave para abordar la raíz del problema y acompañar a la familia en el proceso de recuperación.

¿Qué es una aversión en la alimentación?

La aversión alimentaria no es lo mismo que ser “quisquilloso” con la comida. Se trata de una dificultad sensorial o emocional que puede estar relacionada con:

  • Trastornos de procesamiento del sistema táctil-oral (texturas, olores, sabores)
  • Experiencias negativas previas (atragantamientos, vómitos, forzamientos)
  • Trastornos del neurodesarrollo (TEA, TDAH)
  • Retrasos o alteraciones en el desarrollo de la deglución y masticación

Este rechazo a ciertos alimentos o grupos alimentarios puede tener consecuencias tanto nutricionales como sociales y emocionales para el niño y su familia.

¿Cuál es el rol del logopeda en alimentación?

El logopeda especializado en deglución y alimentación infantil tiene un papel fundamental en el abordaje terapéutico. Su intervención se centra en evaluar y tratar las funciones orales implicadas en el proceso de alimentación, con un enfoque multidisciplinar y respetuoso.

🔍 Evaluación individualizada

El primer paso es realizar una valoración funcional de la musculatura orofacial, los patrones de masticación y deglución, así como la respuesta sensorial del niño ante diferentes estímulos. También se explora la historia clínica y las rutinas alimentarias del entorno familiar.

🎯 Intervención terapéutica en alimentación

Según las necesidades del niño, el logopeda diseña un plan de intervención que puede incluir:

  • Desensibilización oral progresiva (acercamiento respetuoso a nuevas texturas, temperaturas y sabores)
  • Estimulación sensoriomotriz (trabajo de tono, movilidad y coordinación de los órganos orofaciales)
  • Reeducación de la masticación y deglución
  • Entrenamiento en habilidades alimentarias (uso de cubiertos, autonomía al comer)
  • Asesoramiento a familias para fomentar un entorno de alimentación positivo, sin presiones ni castigos

🤝 Trabajo en equipo

Es fundamental la coordinación con otros profesionales como nutricionistas, terapeutas ocupacionales o psicólogos infantiles, para abordar la problemática desde una mirada integral y alcanzar el éxito de la terapia.

Un enfoque respetuoso, centrado en el niño

La clave de una intervención efectiva es respetar los tiempos y necesidades del niño, sin forzar la alimentación ni etiquetar al pequeño. A través del juego, la imitación y el acompañamiento emocional y familiar, se puede transformar la hora de la comida en una experiencia positiva y segura.

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